A finales de los 70, dos jóvenes españolas irrumpían en el mercado musical internacional convirtiéndose en las reinas de la música disco y llegando a representar a Luxemburgo en Eurovisión en 1978, obteniendo la séptima posición con su mítico «Parlez-Vous Français?». Sus nombres eran María y Mayte. Tan sólo unos años después, unos malentendidos les obligaron a separarse siguiendo cada una su propio proyecto a dúo (con otras parejas artísticas) pero siempre bajo el nombre de Baccara (cuyo significado es la nomenclatura de un tipo de juego de naipes). Hoy visita OGAE Spain María Mendiola, una de las dos mitades del Baccara original.
El honor es mío. Gracias por contar conmigo. Mayte y yo formábamos parte del ballet de TVE. Nos hicimos bastante amigas y a mí se me ocurrió la idea de que grabáramos un disco. A las dos nos gustaba cantar y la vida artística de un bailarín suele ser muy corta, así que empezamos a probar suerte como cantantes y de ahí surgió Baccara. Alguien muy importante se interesó por nosotras y grabamos nuestro primer disco en Alemania. La canción «Yes, Sir. I Can Boggie» fue todo un éxito internacional y el resto de la historia ya lo sabéis.
Algo inolvidable, la verdad. Fue un gran escaparate para nosotras y tengo muy gratos recuerdos. A partir de ahí, me hice muy seguidora de Eurovisión y procuro no perdérmelo nunca. Este año, nos pilló trabajando a Cristina Sevilla (mi compañera actual en Baccara) y a mí pero el bolo era muy temprano. Terminamos a tiempo de ver la final y salimos corriendo para disfrutar de la gala. Por cierto, acerté el ganador. Yo sólo conocía la canción de España y la de Suecia (estoy muy puesta en música sueca porque mi marido es de allí), pero no me hizo falta conocer ninguna canción más. Desde la primera vez que escuché «Heroes», de Mans Zelmerlow, supe que era el ganador de este año. Lo tuve tan claro como cuando oí a Ruslana con «Wild Dances» en 2004 por Ucrania. También adiviné que ganaría ella. El caso de Loreen en 2012 es otro ejemplo. Supe que se llevaba el triunfo para Suecia con «Euphoria» sí o sí. Como ves, me encanta Eurovisión. Estoy totalmente al día (risas).
Verás, este tema es delicado porque cada una tiene su versión y cada una cuenta la historia de una manera… Pero el caso es que yo gané un juicio, por lo tanto, estoy en mi derecho de contar la verdad. En 1981, grabamos el single «Sleepy Time Toy», de la mano del alemán Rolf Soja, que era nuestro productor. Ahí empezó una especie de jugarreta. Mayte tenía mucho interés en cantar en solitario, su fin era hacer una carrera como solista y parece ser que el productor y la discográfica así lo querían también porque ella llevaba el peso de este tema y del resto de canciones del disco que estábamos preparando y yo tan sólo hacía coros. No me pareció justo y protesté. La casa de discos no me hizo caso y terminé poniendo una demanda. Gané el juicio y la discográfica RCA se vio obligada a retirar el single y pagarme una indemnización. El productor, a todo esto, se desvinculó de Baccara y a partir de ahí cada una siguió su camino, afortunadamente.
¡Y tanto! Echo mucho de menos el sonido envolvente de la orquesta en directo. Eso era otra historia. Es una pena que ya no se estile. Y cada año me sorprenden más las escenografías. Antes no teníamos medios para hacer cosas tan espectaculares.
Una barbaridad. Había artistas buenísimos y muy buenas canciones también. Era ardua tarea decantarse por uno sólo. A mí me emocionaba mucho la canción de Rusia. Y me enamoré por completo de Letonia, ¡qué maravilla! ¡qué obra de arte! Por no hablar de España, que llevó una candidatura de lo más digna. Pero Suecia tenía que ganar. Lo dije desde el primer momento. Para mí era la mejor canción, la más moderna, un cantante estupendo (que se nota que también es bailarín y que ha trabajado en el teatro) y un espectáculo digno del triunfo. Así que quedé contenta con el resultado.
Edurne estuvo francamente bien. Yo, de Edurne sólo voy a hablarte cosas buenas porque es una chica encantadora y porque es una artistaza. Cantó muy bien, su puesta en escena fue muy original y muy en la línea del videoclip, bailó de maravilla aunque los movimientos eran algo repetitivos (yo es que me fijo en todo eso porque también soy bailarina). Estuvo de 12, sin lugar a dudas. Es cierto eso que dicen de que la canción es algo monótona o plana, pero aun así me gustaba. Creo que debería haber quedado entre las diez primeras como mínimo. Fue injusto verla en ese puesto 21.
Quizás por el sistema de votación. Antes sólo votaba un jurado profesional. Ahora votan 40 países y entre muchos de ellos hay una serie de afinidades musicales o culturales que hacen que se atraigan entre ellos y se voten. España no tiene ese tipo de afinidades con casi ningún país del continente… Aunque cuando un país lleva una canción adecuada, gusta y queda muy arriba. Fijaos en Italia este año. A ellos les pasa como a nosotros. No cuentan con el apoyo de «los vecinos de un bloque» pero dieron en la diana con su propuesta musical. Es cuestión de esfuerzo y también de suerte.
Ni puedo decidirme por uno ni creo que haya una fórmula exacta para acertar con qué artista quedaríamos mejor en Eurovisión. Llevamos unos años mandando a intérpretes de mucha trayectoria y categoría y canciones maravillosas pero aun así no hemos conseguido ganar. Es difícil. Influyen muchos factores y siempre hay gran competencia. Así que lo que importa es que, vaya quien vaya, sea un representante digno y nos haga sentir orgullosos (como está pasando últimamente).
¡No! Me quedo con el gran recuerdo que guardo de mi paso por allí y dejo el camino abierto a cantantes más actuales, que lo necesiten y les haga más ilusión. Además, yo fui en aquel entonces casi por casualidad. No soy una persona competitiva. Me gusta el festival como espectadora pero me sentaría mal tener que ir a jugármela a estas alturas. Ya lo hice una vez y, afortunadamente, todos salimos satisfechos.
Trabajamos mucho, sí. No hacemos grandes giras como antaño porque ahora mismo las cosas no están fáciles y, bueno, tampoco nos apetece. Hemos trabajado y viajado tanto ya que también nos gusta tener nuestra parcela de vida familiar y dedicarnos a ella. Cristina necesita tiempo para estar con sus hijos y su marido, yo también prefiero estar con el mío y cuidar de mi madre, que tiene 91 años ya… Pero nos sigue saliendo trabajo tanto en España como en el extranjero. Tenemos bastantes bolos para este verano y en nuestras cuentas oficiales de Facebook y Twitter está toda la información por si queréis venir a ver nuestro espectáculo.
¡Claro que sí! Gracias a vosotros siempre por tenerme tan en cuenta y quererme tanto. Seguid apoyando y defendiendo al festival. Yo también lo hago, por supuesto. ¡Os quiero muchísimo a tod@s!