Rosa Mina Schärer, conocida como Lys Assia, es la cantante suiza ganadora del primer Festival de Eurovisión, en 1956. La primera edición del concurso tuvo lugar en Lugano, Suiza, el 24 de mayo de 1956. Ese año participaron siete países, cada uno de los cuales presentó dos canciones. Lys se encargó de defender las dos canciones suizas, una de las cuales, «Refrain» («Estribillo»), se alzaría con el triunfo. La otra canción que interpretó fue «Das Alte Karussell» («El Viejo Carrusel»). Tras su victoria, volvió a representar a Suiza en las dos siguientes ediciones del festival. En 1957, ocupó el penúltimo lugar con «L’Enfant Que J’étais» («La Niña Que Era»), y en 1958 fue subcampeona con «Giorgio». Hoy tenemos el gran placer de publicar una entrevista con la Grande Dame del Festival de Eurovisión, por aquel entonces conocido como Grand Prix de la Chancon. ¡Madame Lys Assia!
Por el tipo, claro que sí… aún me valdría. Pero hace un tiempo cedí mi vestido al museo de ABBA en Estocolmo. Siempre he cedido los vestidos que he utilizado en mis actuaciones a las siguientes generaciones, que aún no disponían de mucho dinero para ropa de gala. Pero aún tengo el cuadro con el vestido azul que pintaron tras mi triunfo en Lugano.
Porque era muy curiosa y me sentía comprometida con mi país, Suiza, no había tantos cantantes…, además era un buen motivo para viajar a mi país y visitar a mi familia. Por aquel entonces estaba de gira por Estados Unidos con artistas de la talla de Sammy Davis Jr. y Perry Como. No era tan fácil salir de esos compromisos.
Nada, no teníamos ni idea, y tampoco se podía bailar ni nada en los comienzos, nadie daba saltitos ni se tiraba por los suelos, sólo estábamos de pie y teníamos que cantar, todo lo demás no importaba.
Sí, sí; pero era una atmósfera particular y especial. La gente se levantaba de los asientos y estaban encantados con todo que estaba pasando y la idea del Festival de Eurovisión de abrir las fronteras a la cultura de los países vecinos y cercanos en su momento. Cuando todo comenzó, sólo habían pasado once años desde la Segunda Guerra Mundial.
¡Claro que no! ¡Simplemente fui la mejor! Además era guapísima y mi canción, que de eso se trataba, era la mejor y la más bonita, nada de Rock´N´Roll, si no sencilla y conmovedora. Texto y melodía. Fin.
Lo celebramos. Hubo una recepción y una fiesta de cóctel. Estuvo presente la prensa y tuve que dar muchos autógrafos, además de interpretar nuevamente mi tema. Con toda la emoción, se me olvidó parte de la letra y tuvieron que ayudarme con un «lalala»…
Nada, no me dieron nada de nada. Por aquel entonces nadie sabía como iba a seguir y si iba a seguir el concurso, ni qué nombre llevaría si seguía. Hoy participan más de 40 naciones, increíble. Muchos años más tarde, la televisión suiza me regaló un trofeo, uno muy bonito. Tal vez tenían algo de remordimiento 🙂
Josephine tenía dos espectáculos en un club parisino y necesitaba el dinero para todos esos hijos adoptivos que tenía. Además, tenía serios problemas de salud. Josephine tenía que estar descansando todo el día para poder aguantar los espectáculos de la noche. Éramos muy buenas amigas y me dijo: «Si pudieras hacerte cargo del Show en ‘Champs Élysées’, serías la idónea para ello.» Eso fue en 1948 – un comienzo sensacional para mi carrera en Francia.
Seguro que el Rey Faruk. Iba por lo menos tres veces a la semana a verme al espectáculo, en los 50, cuando viví allí por una temporada. Siempre tenía reservado un asiento y una copa, por si venía.
Fue un grandísimo éxito. Los alemanes, igual que yo, le dan mucha importancia a la puntualidad y al trabajo serio. Eso les parecía importar mucho. Las estrellas de hoy en día ya no tienen los mismos principio que nosotros entonces.
Es como un gran familia, es como un hogar para mi. Allí me conocen y me quieren, florezco de nuevo. Eurovisión es para mí como un elixir de la vida. Por eso voy todos los años. También estuve, cómo no, en esta última edición en Estocolmo.
Y no sólo un poco… ¡no llevaba nada! Y estoy muy orgullosa de ello. Ya no está todo tan tenso como debería estarlo, pero aún me puedo dejar ver. De jovencita ya posaba sin ropa en una academia de arte en Zürich y ganaba un buen dinero. Era muy popular, porque podía posar durante horas en la misma posición.
Me encantaría estar sobre el escenario con Conchita Wurst. Cuando le vi supe de inmediato que iba a ganar. Conchita es tan sencilla y cortés. Esa elegancia, modestia y amabilidad – la mezcla perfecta. Tendrá una gran carrera. Es una persona maravillosa.
¡Claro que sí! Why not? Si se enfoca bien y me ofrecen una buena canción, una que me encaje bien. Yo dejaré de cantar cuando ya nadie me quiera escuchar…
El honor ha sido mío chicos. ¡Un fortísimo abrazo a todos mis chicos!